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Del amateurismo al éxito global

  • periodismodeportiv2
  • 27 oct 2023
  • 3 Min. de lectura

Pasada la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023, en esta nota mostraremos cómo fueron los inicios de esta competición en los primeros cuatro mundiales.

Por: Franco Pellero Elgueta, Matías Casadidio, Catriel Mansilla, Lautaro Chaparro, Santino Dalla Torre y Agustín Lillo.


A fines de la década del 80' el fútbol femenino empezó a tomar relevancia en muchos países y la FIFA empezó a ver cada vez más probable la posibilidad de organizar un Mundial Femenino de manera oficial similar al tradicional torneo masculino. En 1988 fue la primera prueba. Se organizó un torneo en China entre 12 selecciones internacionales con un formato con la misma base que el Mundial masculino. La prueba fue un éxito y se iniciaron las gestiones para realizar la primera Copa Mundial Femenina de la FIFA de manera oficial. La sede del torneo se le otorgó a China como agradecimiento por haber acogido al torneo experimental de 1988.

En 1991, China se convirtió en la sede del primer Mundial Femenino de la FIFA. Este torneo marcó un hito en la historia del deporte, con 12 equipos compitiendo en un formato de grupos. Estados Unidos se alzó con la copa, y la delantera Michelle Akers se destacó como la goleadora del torneo. Pero este evento no solo fue sobre el juego; también marcó el inicio de la igualdad de género en el fútbol, con Cláudia Vasconcelos convirtiéndose en la primera mujer en arbitrar un partido oficial de la FIFA en el partido por el tercer puesto.

Cuatro años después, Suecia fue la anfitriona del Mundial Femenino de 1995. Este torneo vio a Noruega ganar el título y Hege Riise recibió el Balón de Oro. La asistencia varió, pero el entusiasmo por el fútbol femenino siguió creciendo. Uno de los aspectos destacados fue que las tres mejores futbolistas del torneo, incluida la ganadora del Balón de Oro, eran parte del mismo equipo.

El Mundial Femenino de 1999 en Estados Unidos cambió el juego. Con 16 equipos en competencia y un récord de asistencia en la final, este evento consolidó el estatus del fútbol femenino como un deporte de masas. Estados Unidos se coronó campeón nuevamente, mientras que China fue subcampeón. Este torneo fue notable no solo por el éxito en el campo, sino también por el cambio de paradigma que representó. Todo el equipo arbitral estuvo formado por mujeres por primera vez en la historia del Mundial Femenino, marcando un hito en la igualdad de género en el deporte.

En 2003, el Mundial estaba programado originalmente para China, pero se trasladó a Estados Unidos debido al brote de SARS. A pesar de la incertidumbre inicial, el torneo continuó atrayendo el interés global. Alemania emergió como campeona, Suecia quedó en el segundo lugar, y Birgit Prinz fue la goleadora del torneo. Uno de los acontecimientos notables de este torneo fue la primera participación de la selección argentina en un Mundial Femenino. Aunque Argentina quedó última en su grupo, su participación marcó un hito en la historia del fútbol femenino en el país.



En estos primeros cuatro Mundiales Femeninos, se ha observado la supremacía de selecciones como Estados Unidos, que ha logrado el título en dos ocasiones y ha demostrado su consistencia en el podio. Además de Estados Unidos, Noruega, China, Suecia y Alemania también han sido equipos recurrentes en los primeros puestos, destacando su talento y habilidades en el fútbol femenino.

Estados Unidos, en particular, ha dominado la escena del fútbol femenino, estableciéndose como una potencia en el deporte. Su éxito en estos torneos ha contribuido a elevar la visibilidad y el prestigio del fútbol femenino a nivel mundial.

Un dato relevante es que China ganó el Premio Fair Play en dos ocasiones durante estas ediciones, destacando su compromiso con el juego limpio y el espíritu deportivo.

Estos primeros cuatro Mundiales Femeninos marcaron el comienzo de una emocionante historia de éxito y crecimiento en el fútbol femenino. Más allá de los logros deportivos, destacaron la importancia de la igualdad de género en el deporte y demostraron que el fútbol femenino podía atraer multitudes y entusiasmo igual que el masculino. Este legado ha perdurado y ha contribuido significativamente al desarrollo del deporte en todo el mundo.

 
 
 

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