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El último grito de un guerrero

  • Janet Forquera
  • 11 sept
  • 2 Min. de lectura

Nicolás Otamendi no necesitó ser el más elegante para ganarse un lugar eterno en la Selección Argentina. Su propósito fue otro: la entrega sin condiciones, el corazón en cada partido y el mando en una defensa que fue el sostén de una generación.

Por: Janet Forquera


El defensor de 37 años, nacido en El Talar (PBA) y formado en Vélez Sársfield, se despidió de la albiceleste en suelo argentino tras más de 15 años de títulos y lágrimas compartidas, ya sean de tristeza o de felicidad.



El recorrido de Otamendi en la Selección tuvo de todo. Debutó en 2009 con Diego Maradona como entrenador y jugó su primer Mundial en Sudáfrica 2010. Con altibajos en algunas convocatorias, luego se llenó de orgullo para volver más fuerte.

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Estuvo en finales perdidas que marcaron la historia de la Selección, pero también fue protagonista de títulos importantes como la Copa América 2021 en Brasil, la Finalissima 2022 en Wembley y la gran Copa del Mundo en Qatar 2022.

El "Más Monumental" y el país lo vieron despedirse el pasado 4 de septiembre en una noche inolvidable frente a Venezuela.

"Si no hay otro partido oficial, este fue el último en la Argentina", dijo con una emoción contenida y no podía haber mejor cierre que estar rodeado de su gente en la misma tierra que lo vio crecer. 

En el cierre de las Eliminatorias, frente a Ecuador, fue expulsado en el partido final de estas instancias con la camiseta celeste y blanca.

Una ironía del fútbol: el General que tantas veces dio la cara se despedía en silencio caminando hacia los vestuarios.

Esa imagen no lleva a lo que fue su paso por la Selección.

Otamendi siempre jugó al límite porque entendía que sentir la camiseta es darlo todo.

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Hoy queda la huella de un líder. El chico que salió de El Talar (noreste del conurbano bonaerense) cierra su ciclo como campeón del mundo, doble campeón de América y también de la Finalíssima

Su grito de aliento, sus anticipos, sus goles de cabeza en momentos claves y su rol indomable quedarán grabados en la memoria de los argentinos.

Nicolás Otamendi ya es historia grande en la Selección.



 
 
 

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