La llama olímpica llegó a destino después de largos días de viaje. La capital francesa va a estar inundada de deportistas buscando el podio, incluyendo a quienes integren la delegación argentina.
La gran chispa que, de acuerdo a los antiguos griegos una vez fue robada por Prometeo para ser brindada a la humanidad desembarcó en territorio francés, para una vez más ser símbolo del certamen como lo ha sido desde Ámsterdam en 1928. El fuego siempre tuvo protagonismo en la vida del hombre, ya sea debido a su utilidad o creencia.
Esta tradición proviene desde los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia donde la llama era ubicada frente a los templos de cada deidad adorada como: Zeus, Apolo, Poseidón etc. Esta ceremonia también inspiró el recorrido flameante por diferentes partes del mundo como símbolo de tregua, paz y unión.
El Belem, emblemático barco que lleva el fuego eterno llegó a Francia el 27 de abril, escoltado por más de mil embarcaciones, arribando al puerto viejo de Marsella donde era esperado por más de 150.000 personas, con el fin de avivar aún más las expectativas por esta edición de los Juegos.
París no será la única ciudad que se enciende con la llegada de lma, si no también se suman las delegaciones participantes incluyendo el combinado argentino que si bien aún no termina de conformarse ya tiene más de 100 atletas en sus filas con la ilusión de representar y llenar de orgullo al pueblo argentino.
Hasta el momento, el mendocino Santiago Lorenzo en tenis de mesa y la cordobesa Romina Biagioli en triatlón, son los deportistas que se unieron más recientemente a la delegación albiceleste. Sin embargo, aún faltan disciplinas que tienen chances de llegar al certamen organizado por el Comité Olímpico Internacional (COI) como el vóley masculino, gimnasia deportiva, taekwondo y bádminton entre otros que, al igual que el fuego eterno, mantienen viva la ilusión de llegar y quedar en la historia del deporte argentino.
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